Ser o querer ser, esa es la cuestion, estar enamorado o sentir que podría enamorarme sin miedo. Soy dos personas, quien quisiera ser en el futuro, un profesor universitario/director-guionista-productor de cine que tiene al menos una hija que adora con el alma y a quien inicia de manera sutil en el mundo de la lectura, y quien soy ahora.
Quien soy no puede evitar vivir, enamorarse locamente de mujeres que me sonríen una noche, o (hasta hace un año) me regalan un cigarrillo, o fuego; que tienen ojos claros y tristes, que desearían vivir en otro país, en otro mundo o que sueñan con poder dormir todo el día. Me enamoro, y sufro por los desplantes que sufro, disfruto las pequeñas victorias, los roces, los acercamientos, los rodeos que doy a mi víctima. Pero me preocupa que no cuadran con lo que deseo, las haré cuadrar me aseguro, eventualmente se marchan y me duele aunque me diga a mi mismo que da igual, que otras vendrán y se marcharán, o se quedarán, quien sabe. Me duele, o mejor al yo que soy le duele, pero al otro parece darle igual.
El yo que quiero ser tambien vive, en un plano distinto, como en un faro, desde el cual parece divisarse el presente como una amplia playa de posibilidades, un faro en el que esta atrapado. De vez en cuando se enamora de personas del presente, de lo que podría suceder, de las certezas que despierta, de las posibilidades presentes, del camino claro que parece traerla a el faro. Y el camino puede ser claro, pero es solo un camino entre muchos otros, no el más bonito, ni el más amplio, sólo uno más. Pero ese yo mira el camino, y se lo imagina ocurriendo, diciendole a ella que la ama, y que ella responda, porque sabemos, ambos yo, que esos son sus sentimientos, desde hace años.
Un yo, vive en el presente, y no le gusta planear nada, confía en su inteligencia, su creatividad y su habilidad para improvisar y caer de pie. Mi otro yo, vive en el pasado del futuro, le gusta tener planes concisos que se desarman en cualquier momento, le gusta soñar con cosas que no han ocurrido aún, desconfía de la posibilidad de que las cosas salgan bien, y suele aterrizar de espaldas. No se cual de los dos es brujo, y se da cuenta de las cosas antes de que ocurran, y no sé cual vive como si no hubiera de que preocuparse, sin fijarse en el mundo, sin tener miedo. No se cual de los dos está un poco loco y cual está un poco cuerdo. Ambos tenemos el corazón roto, ambos cantamos a grito herido viejas rancheras para olvidar, ambos dejamos de beber por una mujer, y si uno volvió a hacerlo, el otro no lo recuerda.
No sé quien voy a ser al final de este viaje, pero sé que habré hecho encajar un circulo en el agujero para triángulos y que estaré feliz aunque mi vida no sea lo planeado, ni la mejor posible en el mejor mundo posible.
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