Se
levantó temprano para decirle adiós aunque jamás se habia
despertado antes de que ella lo hiciera. La sorprendió, entonces, con un desayuno en la cama, y le regaló un beso de buenos dias con un aliento fresco y mentolado. Se aseguró de no gastarse el agua caliente a la hora de bañarse y de usar su mejor
caligrafia en la nota de despedida. La acompañó, ese día, hasta la puerta, y
tuvo la decencia de lavar y secar los platos que habían usado esa mañana. Ya sin ella, recogió su ropa, hizo sus maletas, colocó la nota al lado del control
remoto del televisor, junto a él dejó las llaves. La
puerta estaba abierta, las maletas listas, los pies inquietos y ansiosos
de empezar el viaje. Miró de nuevo hacia atrás esperando encontrar otra
pequeña tarea que retrasara su partida. La puerta, abierta, esperaba, su
pie derecho anhelaba que el izquierdo se moviera hacia el frente dando
inicio así a la peculiar dinamica de caminar. Pero el lado
izquierdo del cuerpo se negaba a partir.
El hombre repasó en su memoria cada pequeño detalle, -el gas está cerrado- se dijo, -y de todas formas no hay fugas en el apartamento-. Aún así, tras cerrar la puerta, revisó de nuevo el gas, las llaves del agua, cada uno de los focos, barrió bajo la biblioteca, se aseguró de haber tomado toda su ropa, y se lavó por ultima vez las manos en el baño.
Salió antes del medio día cuando dijo adiós. No quería verla cuando llegara a almorzar, pero se preguntó toda la tarde que habría cenado. Puso sus propias sabanas en la cama del hotel, derramó un poco de perfume, el mismo que ella usaba, en una de las almohadas para no extrañarla demasiado esa noche.
Se durmió tarde el día en que dijo adiós. Se preguntó si ella habría leido la carta, si ella habría intentado encontrarlo, si habría visto el mismo noticiero que el había visto, si podrían, por separado, volver a tomar cafe en los lugares que frecuentaban juntos. Se levantó tarde al dia siguiente, y deseó haberse quedado con la llaves, -¿quién sabe si ella será capaz de cuidarse sola?.
El hombre repasó en su memoria cada pequeño detalle, -el gas está cerrado- se dijo, -y de todas formas no hay fugas en el apartamento-. Aún así, tras cerrar la puerta, revisó de nuevo el gas, las llaves del agua, cada uno de los focos, barrió bajo la biblioteca, se aseguró de haber tomado toda su ropa, y se lavó por ultima vez las manos en el baño.
Salió antes del medio día cuando dijo adiós. No quería verla cuando llegara a almorzar, pero se preguntó toda la tarde que habría cenado. Puso sus propias sabanas en la cama del hotel, derramó un poco de perfume, el mismo que ella usaba, en una de las almohadas para no extrañarla demasiado esa noche.
Se durmió tarde el día en que dijo adiós. Se preguntó si ella habría leido la carta, si ella habría intentado encontrarlo, si habría visto el mismo noticiero que el había visto, si podrían, por separado, volver a tomar cafe en los lugares que frecuentaban juntos. Se levantó tarde al dia siguiente, y deseó haberse quedado con la llaves, -¿quién sabe si ella será capaz de cuidarse sola?.
1 comentario:
Y si ella puede cuidarse sola?? Me gusta, lo siento lento, cuidados, medido, como cuando se mira el reloj para confirmar que no ha pasado mucho tiempo.
Publicar un comentario