miércoles, 18 de enero de 2012

Mensajes anuales patéticos para Juliana desde 2009


    • 20 de agosto de 2009
      Raul Padrón Villafañe
          • hola

            Hey, probablemente no te acuerdas de mi. De hecho, yo probablemente ni siquiera te hubiera buscado en facebook si no fuera por una casualidad, que estudio con alguien que se llama así, y me pareció curioso y decidi buscarte para ver si seguias viva. Ni siquiera estoy seguro de que seas la juliana que creo. De todas formas, nada, me gusta tu foto, y me alegra que sigas viva o algo así. Suerte. Ahh y si ni idea, porque no eres la juliana que creo que eres, entonces, nada, soy un tipo raro y no me hagas caso. XD


  • 13 de noviembre de 2010
    Raul Padrón Villafañe
    • Pasaba a saludar. Tal vez sea extraño que uno busque a alguien que no ha visto en años, pero la verdad es que tu eres una persona genial, y de vez en cuando extraño las veces en que nos encontrabamos y hablabamos. Por eso te busco cada cierto tiempo, para saber si estas bien, si estas feliz, si tienes muchos amigos. Y ultimamente tengo la sensacion de que tal vez no es asì, quizas me equivoco, que carajos, espero equivocarme, y sòlo querìa decirte que a pesar de todo el tiempo, sigo deseandote cosas buenas, y que si un dia quieres hablar, aqui estoy para escucharte.

      Muchas bendiciones.

    • Hola,

      Siento molestarte, y no sé sí siquiera vas a ver mi perfil antes de no agregarme, o agregarme quien sabe. Quería pedirte perdón, si sientes que te acoso perdón. Si te enredo la vida, perdón. Y no sé que más decir, sólo que te quiero, que hice cosas estupidas porque era un niño, porque tenía problemas con el alcohol y porque, hey, no sabía como actuar. Tu eras esta mujer sencilla, divertida y misteriosa que un día conozco y me deja loco, y no sé, creo que hoy en día tampoco sabría que hacer en ese caso. Y sé que ese te quiero puede sonar como: Hey, chica, no te he olvidado, me gustas. Y no es así, te quiero porque cuando te recuerdo sé que te quise y que no tengo ninguna razón para creer que no te merecias mi cariño, y porque sé que sin importar que vueltas haya dado tu vida sigues siendo una buena mujer. Entonces sí, es un te quiero que debería sonar como: hey, uno no olvida a la gente genial.

      Admisiblemente es muy poco lo que sé de ti, y no me hago ilusiones acerca de eso, recuerdo poco de todo lo que hablamos, y asumo que has cambiado, has crecido, has vivido. Y me gustaría conocerte, hablar, así sea otra vez por correo. Si no quieres, es comprensible, sigo siendo extraño, terco, complicado y una especie de fracasado, pero mi mamá dice que soy gracioso, creativo y amable (lo de "Mi mamá dice..." se supone que es un chiste).

      No sé que más decir, sólo que pase lo que pase, no creo que este sea el ultimo mensaje que te mande. Aunque en otros mensajes sí te haya dicho que sería el ultimo. Y que fuiste y eres aún, a pesar de todo, de mis personas favoritas.

      Nota: Entiendo que tal vez estas casada o tienes hijos, me alegraría por ti si ese es el caso. Y no cambia en nada mi intención de conocerte, sólo que en ese caso tambien me gustaría saber de ellos. En verdad necesito saber que existe gente en el mundo con la que pueda hablar de manera honesta. En verdad necesito saber de ti

martes, 17 de enero de 2012

Toda mi vida he querido ser un ángel.

Imagino que has visto "el día de la marmota", esa película en que Bill Murray vive cientos de veces el mismo día, 2 de febrero. Hay algo que me parece maravilloso de la película, y es que nos hace preguntarnos: Yo qué haría si no hubieran consecuencias para mis actos. Recuerdo que hay un niño que cae de un árbol, al que Bill salva todos los días. Si el niño se cae podría partirse la columna, o un brazo, o desnucarse y morir, o de pronto no le pasa nada. Bill podría dejarlo caer, pase lo que pase, se volverá a despertar el 2 de febrero, pero él sigue insistiendo en salvarlo. Y hay un momento en la película en que el va por el pueblo salvando gente, ayudando, siendo generoso, divertido, amable, haciendo una diferencia. Y eso quisiera hacer, y no es fácil, porque me encanta ayudar, pero a menudo las personas intentan aprovecharse. Yo lo sé, las dejo aprovecharse, o no. Si se los permito es porque sé lo que quieren y me nace hacerlo realidad. Pero a menudo me pregunto si hago una diferencia, si la gente aprecia mi amabilidad, y aunque me duela aceptarlo, no lo creo. No siempre.

Y antes no me importaba, podía ir por el mundo haciendo el bien sin esperar nada a cambio, y no sólo porque entonces estaba menos preocupado por el dinero, sino porque me sentía mejor conmigo mismo. He descubierto en las ultimas semanas que me odio. Puede ser una palabra muy fuerte, pero es cierta. No es que no pueda admitir todas las cualidades que sé que tengo, pero detesto verme, detesto existir, detesto pesar, sentir, oler, detesto estar quieto, y cuando estoy afuera me siento ridículo, fuera de lugar, como si fuera algo que apestara el lugar donde estoy. Puedo hacer chistes y la gente ríe, y me digo: ríen conmigo. Pero hay cien voces en mi cabeza diciendo: es de tí, idiota.

Me siento bruto, estoy convencido de que la gente me sigue el juego, de que el mundo es como una gran cena de idiotas. Una de esas fiestas en que invitan a varios idiotas para burlarse de ellos, y se les sigue el juego. Me odio y asumo que la gente apenas me soporta. A menudo entran a mi vida, y luego se van, sin decir nada, sin explicaciones y me joden, porque evidentemente es mi culpa por ser idiota, por ser feo, por ser gordo, por creer que van a hacer algo más que soportarme, por creer que tengo algo que ofrecer, por no tener presente ni futuro, por no haberme matado cada vez que planee hacerlo.

Y ahora de verdad necesito sentirme apreciado, querido. Y lo chistoso es que no lo siento, y podría seguir escribiendo, pero no quiero quejarme de mi familia, sólo decir lo que siento.