sábado, 13 de marzo de 2010

Hacer una amiga

No sé como podría describir mi manera natural de actuar alrededor de otra gente, sin usar expresiones como extraño, o ligeramente grosero; en general al conocer a alguien tiendo a actuar de manera relativamente normal, hacer unos cuantos chistes, no más de 5 , pero nunca menos de 2 por hora reloj que permanezca cerca de la persona en cuestión; también me esfuerzo por aprender todo lo posible acerca de la persona por si acaso en el futuro la información resulta importante, y finalmente me comporto siempre de manera respetuosa y mantengo las distancias que las personas consideran normales. No golpeo con mi dedo indice sus estómagos, ni juego con sus cabellos, ni les pido que me muestren sus pies si tienen zapatos, ni siquiera les tomo fotos, a pesar de que en ocasiones me gustaría.

Esa es la forma en que suelo actuar cuando conozco a alguien nuevo, pero no siempre actúo así. Hace un par de semanas me acerque a una mujer que me parece atractiva y sin pensarlo dos veces le tome una foto, no hice nada por ocultar mis intenciones, ni por negar el hecho de que la había fotografiado, la única muestra de decencia que obtuvo de mí fue el hecho de que no usé flash. Obviamente actuó ofendida, me pregunto que quién me creía, que cómo se me ocurría, que si había sido criado por simios subnormales, etc, o sea las preguntas propias del caso. Yo la miré y sonreí. Me fui sin responderle nada.

Durante la siguiente semana la encontré varias veces, y cada vez actué exactamente como me nacía hacerlo, de forma antisocial, disfuncional y un egoista. Y ella empezó a jugar el juego tambien, y se notaba que lo disfrutaba. Finalmente me encontró leyendo, se sentó al lado mío, y me dijo: tu problema es que exageras. Y luego hablamos, como la gente normal lo hace, solo que a nuestra manera. Somos amigos porque estamos dispuestos a mostrarnos raros, a actuar de forma poco educada, a hacer chistes y a no sentirnos ofendidos por nada; nos hicimos amigos porque ambos estamos cansados de fingir ser normales, y somos un buen descanso del mundo.

Pensaba hoy, que para otra gente ser amigo de ella ( quien además me confesó tiene muy pocos amigos) puede ser peligroso, para mí es peligroso. Ella es una loba, está acostumbrada a hacer daño si se siente con ganas de hacerlo, a jugar si eso le place, o ignorar al otro si no tiene ganas de interactuar, y si intentas domesticarla vas a sufrir su mordisco. Sé que es peligrosa, la diferencia es que yo sé que ella es una loba, y no me interesa amaestrarla. Soy feliz con verla en su estado salvaje, y jugar si ella quiere. Más que eso no voy a hacer.

jueves, 11 de marzo de 2010

Cartagena

Cuando era niño amaba la ciudad en que nací, Cartagena me parecía un lugar de ensueño donde las banderas de los piratas todavía podían adivinarse asomando tras el horizonte, y se podía escuchar el eco del retumbar de los cañones sí se oía con atención; las calles tenían historias que parecían reservadas a sólo algunos conocedores, los fantasmas poblaban nuestras casas y todo era posible entonces, incluso que ésta fuera la mejor ciudad del mundo.

Y no, no lo es. Mi desencanto no se debe a que, en otros lugares del mundo, hombres y mujeres de piel clara disfruten de posibilidades tecnológicas que nosotros deberemos esperar años para obtener, ni se debe al calor agobiante propio de la costa colombiana, ni tampoco al pequeño tamaño de la ciudad, o a la actitud pedante de muchos de sus habitantes. No, mi desencanto tiene una razón más profunda y sencilla, Cartagena es una ciudad corrompida por el olvido.

Cartagena fue grande, fue, entonces, cuando era un nido de águilas reales, y no habitación de vencejos. La diferencia puede ser sutil para el no iniciado en el mundo de las aves, un águila es un animal noble, parte del escudo de los más grandes imperios de la historia, representación del héroe, eso fue Cartagena; la ciudad que destrozó las cadenas como leona fiera, según su propio himno sugiere. El vencejo es por otra parte un ave cuyas únicas características memorables son su chillido intenso que le ha merecido el nombre de pájaro del diablo, y su capacidad de ensuciar los lugares por los que pasa.

No es que en otros lugares del mundo los vencejos, su versión humana, hayan dejado de existir, al contrario, cada vez son más comunes. La diferencia es que en Cartagena las águilas tienen prohibido anidar, y eso en una ciudad que aún se hincha de orgullo cuando se refieren a ella como la heroica es una mala señal. Esto podria convertirse en una diatriba acerca de los difícil que es ser distinto en Cartagena, lo duro que resulta ser parte de la comunidad LGTB, o ser indio, negro, inteligente, talentoso, mal bailador, etc. Pero eso no tiene nada que ver con el olvido, el poco cuidado que se ha dedicado a nuestros monumentos y atracciones, eso sí se debe al olvido.

jueves, 4 de marzo de 2010

Despertando a los muertos

Recuerdo que en la odisea ( que siento es un mapa de la manera en que nos convertimos en adultos de verdad) después de pasar dos años con Circe, Ulises se dirige al infierno, y lleva a cabo allí un ritual para darle voz a los muertos, no a todos, claro está, sólo a aquellos que él desee. Yo nunca conocí a mi circe, o tal vez lo hice algun tiempo atrás; en cualquier caso no he necesitado de sus indicaciones para despertar a los muertos hoy.

Se han acercado a mi innumerables personas ( metaforicamente hablando) durante el día de hoy, no los reconocí como muertos deseosos de tener voz otra vez, aunque sea sólo por unos segundos, hasta que en medio de ellos encontré a Jhon Lennon; entonces supe que ésta era la noche en que las almas se comunicarían.

Jhon Lennon: Fue un buen sujeto, una inspiracion increible para cualquiera que haya pasado por la adolescencia lleno de miedo al futuro y sueños sobre el mismo. Siempre quiso más y supo como conseguirlo, no era bastante ser un beatle, no era bastante ser una estrella de rock, no era bastante ser un critico del mundo en que vivia, o ser una persona graciosa, interesante, cinica, compleja, dulce, poetica, extraña y un ejemplo perfecto de la moral libre de los años 60 aunque haya muerto casi dos décadas después. Él siempre quiso más, su alma me dijo dos cosas: Aquello que vayas a hacer con tu vida, hazlo por las razones correctas, no pienses en dinero, ni en fama, ni en conquistar a las mujeres, o pasar los días sin preocupaciones; piensa en lo que te hiere, en lo que te ata, en aquello por lo que estas dispuesto a sangrar. Y tras pedirme un poco más de sangre para poder hablar dijo: Ser libre es imaginar que el mundo podría ser distinto, un poco mejor, mucho mejor, y luego hacerlo así.Creo que eso es todo por hoy, los espiritus se han retirado por ahora. Y sigo mi viaje.